El globo de papel más grande del mundo vuelve a surcar el cielo de Betanzos
- La familia Pita vela por esta tradición desde el año 1875
- El robo del Códice o el descenso del Dépor, entre los dibujos decorativos
- Más de cien personas participan en su elaboración durante tres meses
- Sólo se canceló cuatro veces y el propio Franco fue satirizado en el aparato
Marcos Nebreda | Betanzos (A Coruña)
El globo de papel más grande del mundo surcó como cada noche del 16 de agosto el cielo de Betanzos. Lo viene haciendo desde hace 136 años, una tradición que se ha convertido en la seña de identidad de esta villa y en una de las citas imprescindibles del verano gallego. Miles de personas se congregaron en la plaza central de la localidad para rendir homenaje a San Roque y, de paso, sorprenderse con algunas de las ilustraciones ligadas a la actualidad que con tono irónico decoran los 25 metros de este gigante de papel.
Entre la expectación y el nerviosismo, la multitud congregada en la plaza García Naviera asistió al inicio del hinchado del globo. Una veintena de personas se encargaron de que la llama del aparato ardiese en total plenitud y pasadas las doce de la noche el aerostato surcó los cielos del pueblo brigantino y se perdió en la inmensidad del firmamento con más rapidez que en ocasiones anteriores. Luego, siguió el espectáculo de fuegos artificiales durante una media hora.
Detrás de la fiesta se esconde la ardua labor de una familia que mantiene viva esta tradición desde que en el año 1875, el albardero Claudino Pita decidiese homenajear la festividad de San Roque con un gran globo de papel. Desde entonces, “es el símbolo real cara al exterior de nuestra ciudad”, asegura con orgullo Emilio Pita, nieto de Claudino, que recuerda aquellas primeras veces en las que observaba el impresionante aerostato de la mano de su padre sabiéndose ya casi continuador de una tradición sólo suspendida durante cuatro años durante la Guerra Civil.
El viento, el peor enemigo
Más de tres meses de trabajo y la ayuda de unas 140 personas son necesarios para construir el globo integrado por 160 kilogramos de papel pegados con un ungüento especial hasta dar forma a los 16 cuarterones. “Es una labor muy lenta porque hay que pegar y dejar secar”, confiesa el decano de la familia Pita que se encarga de coordinar a todos los colaboradores que participan en las tareas, “desde todos los miembros de la familia a habitantes de Betanzos”.
Una vez confeccionado, la mecha encendida conseguida con una mezcla de paja y aceite propulsa el globo desde su cesto de alambre y lo eleva hacia el cielo. “Cuanta más diferencia de temperatura entre el exterior e interior del globo, mejor”, reconoce Pita al tiempo que confiesa que el viento es “el peor enemigo”, un elemento ausente en la noche de este martes que permitió al aerostato ascender con normalidad ante la mirada atenta de miles de espectadores. La climatología se ha aliado casi siempre con esta tradición, al menos en los últimos 40 años que recuerda Emilio. Sin embargo, se ha producido algún incidente o susto, como el ocurrido en 2009 cuando la lancha que colgaba del globo se prendió al acercar mucho la mecha, aunque finalmente pudo volar.
El aterrizaje más lejano
Horas o incluso días después de la noche del 16, Emilio recibe una llamada. Es para comunicarle el lugar donde ha aterrizado el globo. “Cuando lo encuentran es siempre una buena noticia y nos llaman”. El lugar que más lejos ha llegado ha sido Buenos Aires, confiesa el mayor de los Pita, “pero lo hizo en avión”, matiza acto seguido.
En los 70 el globo se recuperó intacto y decidieron enviarlo al centro de Betanzos en Buenos Aires. “Uno de los chistes que el globo llevaba impresos era sobre el general Videla, presidente por entonces de Argentina, por lo que el aerostato no llegó a salir de la aduana y fue devuelto al ser confundido con un artefacto de espionaje”, recuerda Emilio. Aunque la tradición popular llega a contar que, en una ocasión, llegó hasta Reino Unido, en realidad lo más lejos que ha ido a parar el globo es a Tui. “Mi padre decía que no había pasado la frontera al no llevar pasaporte”, bromea el heredero de esta tradición.
Franco retratado en el globo
La decoración es la seña de identidad del globo de Betanzos que se mantiene fiel a la forma y las medidas originales sin mudar en estos 136 años. Artistas locales y no tan locales se encargan de plasmar en dibujos su visión más mordaz de la actualidad. Este año le tocó el turno a la ilustradora Sabela Arias, a Sito Miramontes, Luís Galán o José Tomás. La recurrente crisis, el descenso del Deportivo o el robo del Códice Calixtino han sido los protagonistas. Emilio Pita se queda con éste último, una ilustración donde la Guardia Civil toma las huellas al apóstol Santiago como principal sospechoso del “robo del siglo”.
En sus más de cien años de vida, la tradición nunca se topó con la censura española sobre estas manifestaciones artísticas, “ni en los tiempos de Franco que siempre fue permisivo”, recuerda Emilio. Al respecto, rememora la ocasión en la que el propio dictador fue dibujado en el globo pescando, “porque lo hacía cerca de Betanzos”, y con un guardarríos disfrazado de rana “pinchándole los salmones bajo el agua”.
Los globos de papel constituyen una tradición en la localidad. Procedentes de Oriente e introducidos en Occidente por Marco Polo, al parecer, uno de sus ayudantes trajo a Betanzos la pasión por este aparato aéreo. Durante el XIX se llevó a cabo el primer lanzamiento. Fue en 1814 para honrar el regreso del rey Fernando VII y, años después, para celebrar el ferrocarril Palencia-A Coruña.
Pero la tradición tiene también un gran atractivo fuera de Galicia y su fama ha traspasado fronteras. Tal como cuenta Emilio Pita, el globo ha suscitado intereses económicos en Francia, Italia o Alemania pero “es exclusivo de Betanzos”, sostiene con orgullo y espera que su familia siga velando para que el globo surque el cielo y “todos los gallegos y betanceiros lo reconozcan en el firmamento cuando lo vean brillar”. Un auténtico espectáculo que ya Cunqueiro calificó en su día de “poesía”.
Buen comienzo